NO PIENSES EN UN COCHE ROJO
El miedo, los nervios, la
inseguridad, pueden producir un efecto nocivo en nuestra manera de actuar
delante de los demás.
Quedar paralizado ante una
situación de miedo es normal, varios estudios aseguran que es una emoción
primitiva que nos ayuda a sobrevivir ante graves peligros. Quedar paralizado es
una reacción que produce nuestro cuerpo porque está decidiendo, en muy poco
tiempo, si es mejor quedarse quieto o salir corriendo.
En situaciones inesperadas, fuera
de nuestro entorno o rutina diaria, situaciones incómodas, nuestro cuerpo
recciona con sudores, picores, pequeños espasmos, etc… pero a lo referente a
nuestra comunicación, somos secuestrados por nuestra mente, seguro que tenéis
el recuerdo de hablar por el movil mientras te mueves y al terminar la
conversación, miras a tu alrededor y no recuerdas cómo has llegado hasta donde
estás, pues el secuestro mental es lo mismo.
Somos capaces, en nuestro
secuestro mental, de decir cosas que luego no recordamos o no queríamos decir
de esa forma, cosas como “Buenos días, tiene dos minutos para atenderme?” “Hola,
espero no molestarle, solo quería…” o peor todavía “quizá no le interesa, pero
quiero explicarle….” Con todo esto creamos una predisposición al cliente a una
situación negativa en la que seremos rechazados porque ya le hemos dicho al
cliente cómo tiene que reaccionar ante esa situación.
En nuestra vida cotidiana también
lo hacemos con situaciones como “mira, no te enfades, pero….” “no quiero
faltarte al respeto, pero….”, lo que hacemos es decirle al otro cómo tiene que
reaccionar, pero en negativo.
Como todo en nuestras vidas, si
existe una parte negativa es porque también existe una parte positiva y está
claro que tiene el mismo coste de esfuerzo por nuestra parte. Si somos capaces
de interiorizar y automatizar las rutinas que antes expuse y nos salen
naturales, tenemos que ser capaces de entrenar nuestra mente para hacerlo
positivamente.
Los humoristas y en particular
los monologuistas tienden a empezar o desarrollar el monólogo con frases como “que
divertido lo que me ocurrió el otro día…” “esto les va a encantar…” “seguro que
te ha pasado a ti también…”, está claro que la predisposición es en clave
positiva y así lo acepta el público.
Dicen que para dominar el miedo
tienes que hacer lo que te dé miedo y al hacerlo te darás cuenta que no era
para tanto.
Ahora, por favor, tal y como te
indiqué en el título, deja de pensar en el coche rojo y vuelve a leer el
artículo para asimilarlo tal y como es… ;)
A VENDER, QUE SON DOS
DÍAS.