MATAR MOSQUITOS A CAÑONAZOS
Tan solo hay que interesarse por
realizar una búsqueda en internet para observar, en multitud de páginas,
ofertas de empleo desproporcionadas.
La dichosa “crisis” (léase con
desprecio e incredulidad)… además de muchas otras cosas, nos deja unas ofertas
de empleo que no se ajustan en nada a la realidad del puesto de trabajo y sus
competencias.
Las consultoras, los portales de
empleo, las agencias de trabajo y las mismas compañías contratantes no son
justas con las peticiones que realizan en el perfil que desean cubrir, exigen
unas aptitudes y unos conocimientos muy superiores a las competencias propias
del puesto, desproporcionan de tal forma las exigencias, que repercute en perjuicio,
a medio y largo plazo, para la misma empresa, ya que la persona que ocupa un
puesto de trabajo inferior a sus conocimientos y competencias, es cuestión de
tiempo y ley de vida que quiera aspirar a más y se marche en busca de una
mejora.
Mientras, el mercado laboral se
llena de despropósitos, y sobre todos ellos destaca uno especialmente
sangrante, los IDIOMAS.
Ya es pedir por pedir, no solo es
el recurrente Inglés, que en todas las ofertas dan por hecho que todo el mundo
lo tiene dominado, ahora es el Alemán, Italiano, Portugués, Ruso, Holandés y no
me sorprendería que en breve, y gracias a Sheldom Cooper, nos exijan el Klingon.
Y me parece bien exigir cualquier
Idioma u otra competencia siempre y cuando se ajuste a la realidad del trabajo,
pero por experiencia propia y de otros puedo asegurar que en un % muy elevado
no son necesarias dichas competencias porque nunca se usan en el transcurrir
del trabajo.
Supongo que las empresas, ya que
pueden elegir entre tanto candidato, prefieren exigir conocimientos y
competencias muy por encima del puesto a cubrir; es como lo de “burro grande
ande o no ande”, pero si las personas que realizan las selecciones de personal
se paran a pensar los “buenos”…. no, mejor… los “ideales” candidatos que se
dejan en el camino por no profundizar un poco más en los perfiles, lo cual
redunda en beneficio de ellos mismos y de sus clientes ( las compañías y
empresas que contratan) se darían cuenta que es mucho mejor poner a cada cual
en su sitio y todo funcionaría mejor.
En el trabajo como en la vida: “cada
cosa tiene su sitio y hay un sitio para cada cosa”
A vender, que son dos días.
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